martes, 24 de marzo de 2009

Con pies de Barrio JERÓNIMO MEJÍAS



en mi barrio amanece más temprano
a fuerza de madrugar
que el sol sale a ostias
quiera o no quiera
untando de mantequilla las carreteras
como tostadas requemadas, negras
como las venas de la noche
glaseada con el brillo del rocío

a falta de gallos están los llantos
a primera hora del neonato
estribillo para el desayuno
con tele a toda leche
y cola-Kaos

sobre su eje la mañana gira
multiplicándose en partículas
esperando el autobús
o se deslizan sobre ruedas
en dirección a sus nóminas

delante de mí una chica rauda
con la piel de aire y aliento de Nenuco
se aleja por el móvil;
un africano obrero
carga una garrafa de agua
entre los containers de escombros
de la Europa en reformas;

una señora pasa un trapo
sobre las luces que bostezan
en las esquinas de sus cristales
en mi barrio el tiempo
siempre va con retraso
llegando cuando menos se le espera
a veces corre, otras vuela
y otras lento, muy lento
con su colección por entregas

primero abren los bares
y son los últimos en cerrar
por lo de la sequía en el paladar
de los obreros con falso techo de yeso
mecánicos con manos hidratadas de grasa
repartidores con el logotipo de la empresa
impreso hasta en las gotas de sudor
y su hora punta
como una señora ciudad
a la hora del bocadillo
los estudiantes con sus novillos
sus piercings en las hormonas
junto las marujas última generación
de melenas con mechas
cortadito con sacarina

luego están los perros y gatos
que salen bajo las ruedas
o los pájaros made in Taiwán
que bichos raros no
a lo máximo una mariposa
o, mejor dicho, “una mosca
pero tuneá”

las casas con azoteas
blancas por fuera y cerradas por dentro
formando calles cual dentaduras
con encías de cemento
aceras con sarro
y puertas como caries

algún solar queda vacío
como muelas del juicio por salir
porque mi calle como todas
- no residentes de las afueras –
necesita urgentemente
que le hagan una ortodoncia

y tenemos, cómo no, una parroquia
con su dios pendiente de embargo
y alguna causa más abierta
por construir sin licencia

una plazuela con su parque
infantil de colores
arbolitos sin sombra
graffitis en tres dimensiones
bancos de madera
esquinas por todas partes

de los olores matinales
a café, gasoil y neumático
se va perfumando la mañana
de lejía con suavizante
del hervor de las coles
los chasquidos del aceite caliente
mientras se oye en la radio
los cuarenta principales

ancianos sin guerras que contar
supervisan la mañana
con la barra del pan bajo el sobaco
vigilan silentes como crecen
los forjados del barrio
esqueletos de hierro y cemento
miradas de vidrio y aluminio
tapando el sol legado a sus hijos
en usufructo para vivir de las rentas

por donde el sol se ponía
ahora se pone un supermercado
con sus ofertas del día
la sección de congelados
sueldos de cajeras
envasadas al vacío

ya espera el barrio recurrir
a sus paralelos pasillos
con estantes ajustables a las necesidades
del cliente que siempre lleva la razón
a un precio de saldo
carritos de rueda
seguritas de carrera
tras la chocolatina
del chaval con malas pintas
que se cuela en la cola
delante de la señora
en la charcutería pidiendo el sol
que se le corten en rodajas más finas
para el bocadillo del horizonte

llegan a mi barrio las noticias
con los fideos y los garbanzos
el futuro saliendo de la escuela
ruidos de cucharas contra platos
madres contra hijos
nietos contra abuelos
la juventud es un videojuego
las madres un fregadero con el grifo abierto
padres si te he visto no me acuerdo
recuerdos sin cabeza de los viejos

y cada hogar una república
a juego con las cortinas
las conversaciones de catálogo
la cocina a medida
del doble de agua por una de arroz
fotografías de sus vidas
retocadas por el photoshop
restos de juventud
enmarcados por el pasillo
la alcoba sin tanta coba
con sábanas de sabadete
y sueños empotrados
en las hipotecas de doble filo

algún vicio
o algunas risas quizás
debajo de los cojines del sofá
tapizado con “no pongas los zapatos”
y una mancha de miedo con celos
que no se quita
aunque el amor quede alicatado
hasta el cuello conyugal
y dos cuartos de baños

mientras en casa Merceditas
los ferrallas llegan al menú
con frases hechas
comiéndose con la vista
a la manipuladora de alimentos
que algún piropo caerá en la sopa
de doble fondo
no incluidos en la carta

y ya, con la digestión hecha
mi barrio pide otro café
otra oportunidad
el siguiente round
segundos fuera
sobre la lona de los toldos
dando sombra
a los ojos de las tenderas

así va mi barrio con barriga
engordando tres comidas al día
y la llegada de emigrantes
pobres de papeles
ricos de acentos, ausencias
y de esos minerales
extraídos de las minas
que son el vientre de sus madres
aquí los recién nacidos
no vienen de París
sino “de penalti”
con un padre fuera de juego
y una madre adolescente
llegan inermes y asustados
con un jet lag prominente
un badajo con politono de fábrica
cacas alienígenas
gases en archivos comprimidos
dieta a base de tetas con insomnio
y adultos en pañales

van ganando en peso
reventando sus mochilas
con petit suis y horas por cable
sin más pedagogía
que los domingos de limpio

y así a la merienda
mi barrio se inunda cada tarde
de niños hasta las rodillas
infantes con las pilas puestas
Robinsones sin su Viernes
llamando la atención
el “Señor de las Moscas”
es su super héroe

que mucho eurodisney
y supernannys con maquillaje
pero el AVE no llega hasta la infancia
y tardes de domingo recalentadas
en microondas no alimentan
no hay escuela sin padres
y no hay número de teléfono
que sirva de ejemplo
que no son los hijos
argamasa para las relaciones
no traen trascendencia de serie
corazones con airbag
ni es la sangre dilatada
la alegría de la huerta

el sol va recogiendo sus rayos
con miedo a ser multado
por aparcar fuera del horario
de carga y descarga
la tarde pedalea tras él
con su bicicleta de orejas gachas
y cada carretera es un hola y adiós
como solían ser los ríos
hoy pavimentados de alquitrán
en el cinturón apretado de mi barrio
como un abrazo con kilometraje

púberes vespertinas
en petit comité su desfile
en pasarelas de acera
pret a porter con coreografía
de gallinero en mp3
y un gallo con cresta engominada
y desfilan las nubes tambien
por la alfombra celeste
con sus diseños gaseosos
cosidos a mano por el viento
farolas como botones de luz
donde se camuflan las estrellas
más populares y halógenas
de bajo consumo

los rótulos de neón
anunciarán el crepúsculo
con su tiempo de descuento
para abrir la veda
del último encuentro
de las parejitas en celo
en pro de la prórroga
que deshaga el empate
para sacarle partido
al deporte del magreo

y la tarde a la sombra se desliza
por la arena del tic tac tic tac
y el siete, el treinta
setenta y cinco… BINGO
se oye a las mujeres gritar
en la asociación de vecinos
a la tercera edad irá la vencida
la revancha a la petanca
con el olvido de boliche
donde acercar las bolas
como gotas plomizas del presente

el sol ya va echando el cierre
dejando canela el crepúsculo
como la marca que deja los cigarrillos
se va tiznando como un Tiziano
como sumergido en un chupito
de ron amarillo

llega la hora de hacer inventario
de sus migajas con beneficios
el mercero de los momentos por retales
el carnicero que filetea la realidad
el puesto de chuches de doña Inés
la frutería con manzanas del Edén

el bar, sigue abierto, por supuesto
con banda sonora de albañiles
con dedos en fila de bloques
agarrotados al gaznate
de un vaso de cubata
o una botella abre fácil
que no se bajan del andamio
ni para dormir
luego esta el pintoresco
de brocha gorda con peto
firmado por Kandisky o Pollock
subtitulando lo que cuenta
con sus manos
pura caligrafía
del arte del gotelet

más allá, retirado
el jubilado, no se sabe de qué
con pensión y silla vitalicia
en el fondo de la barra
con su continuo peregrinaje
al servicio de caballeros
de la próstata al Marca

todos somos vecinos
piso abajo piso arriba
del sinsentido de la vida
con achaques de garrafón
noche con dos terrones de hielo
vasos sanguíneos medio vacíos
o casi lleno según la semana
que ya falta menos
para cantarle las cuarenta
a la muerte en su cara

al llegar la noche
en mi barrio no puedes andar
sin tropezarte con la luna afilada
como una uña de porcelana
arañando alguna estrella
por si lleva premio
retornan a sus metros cuadrados
los titulares del catastro
los inquilinos del zapping
comensales de series españolas
frente a una cena ligera
van firmando los peques una tregua
y los mayores van dando por ganada
otra batalla a la derrota

(Extracto del libro "CON PIES DE BARRIO" por Jerónimo Mejías 2008)

2 comentarios:

  1. Cada día es una nueva posibilidad de elegir ser otra persona, que inclusive nos permite elegir ser el mismo, y en este juego d opciones donde a vida cobra realmente un sentido milagroso.

    Me pareció muy ingenioso el nombre del libro / Blog, parados desde el barrio, unidad social por excelencia, podemos hacer del mundo un buen lugar para desplazar los pies.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. ¿No me digas que te leiste toda la entrada?... por favor, no me gusta hacer sufrir a los amigos jejejej

    ResponderEliminar