sábado, 12 de diciembre de 2009

Virgen del Orgasmo




Del espanto al encanto, te rezo
impregnado de tu verbigracia
seducido por tu aristocracia
de fruto a punto de caramelo

Tras las huellas calientes de los besos
cofradías de hormiguitas laicas
endulzando la sangre más agria
ofrendan dulces soles de invierno

un trozo de cielo como regalo
Esperanto de la torre de Babel
por favor, ¡no nos vendan simulacros!

en fugaz ida y vuelta al Edén
“prohibido prohibir” el pecado
ahora y en buena hora. Amén

viernes, 27 de noviembre de 2009

Virgen de la Fantasía





Para mi Virgen de la Fantasía
no existe mejor altar que la cama
donde rezar de noche y de día
con las manos juntitas en sus nalgas

De hacer catedrales en las nubes
soy arquitecto "honoris causa";
a quemar iglesias con sus cruces
dedico mis Domingos de Pascua

Cambio rutina por Imaginario,
realidad que supere la ficción,
monte de Venus por monte Calvario

Ferviente creyente de tus labios
cambio mi fe por tu absolución,
¡a tomar por culo los notarios
!

viernes, 30 de octubre de 2009

Adíos, octubre




Adíos, octubre. Casi no llegas a fin de mes. Pero aquí estamos. Ya recoges tus días del calendario y te los lleva puestos. Ya desmantelas tu fábrica de pasos. Te llevas contigo un sueño que funcionaba bien en la cama, un horizonte que se pasó de la raya y tu pedacito de cielo decorado con nubes al gotelet. Adíos.

Otro verano desahuciado...

No faltan los agoreros con ínfulas de meteorólogos auspiciando un invierno más frío pues, según dicen, se estropeó la calefacción central en el infierno. Mal rollito por doquier. Campañas para vacunar a noviembre de la Gripe A. El alma humana imputada en un delito de malversación de fondos públicos. Terroristas mercantiles jugándose en la Bolsa la muerte como un valor seguro... menos mal que los americanos han inventado un nuevo super héroe: OBAMAN. Él nos conducirá hasta la Tierra prometida, donde podremos recalificar los terrenos como suelo urbanizable y así sacarnos una pasta

Te vas, octubre, y me dejas en herencia otro descosido más, un sol con apremio de embargo y el corazón en el punto de penalty.

A mi lado, un idea llama al 012 pidiendo cita previa con su médico de cabecera. En la sala de espera de Urgencias, pacientes usuarios aguardan por su receta de Vinagre y Rosas.Frente a mi, observo como a una madre se le ha quedado dormido el amor entre los brazos...

miércoles, 7 de octubre de 2009





Como si fueran de fósforo y prendieran al mínimo contacto con el oxígeno, las palabras se quemaban al llegar a su paladar. Por eso, no decía nada. Sólo miraba.

Miró sus uñas. Necesitaban un corte. Parecian diez lunas moriscas. O bien - quiso pensar- sus uñas, de ese modo desapercibido, eran parte de su esqueleto queriendo fugarse del interior de su cuerpo. Pero no… sonrió. Eran sólo células muertas.

De pronto, costaba respirar. El aire parecía pesar más que de costumbre. Por instinto, una de sus manos, se agarró el pecho, solidaria, como queriendo ayudar a los pulmones con su sobrecarga. Escuchó como, en el fondo de su caja toráxica, seguía el tic-tac sonando como una gotera dentro de un profundo tanque de gasolina. La mera idea de tener un corazón con goteras, le hizo recordarla de nuevo e intentó desviar sus pensamientos por otros rumbos, pues seguir esa dirección sería como conducir en sentido contrario por una circunvalación.

Se distrajo mirando a un niño en la calle jugando a hacer pompas de jabón. Aquello siempre le había gustado. No pudo dejar de asociar la imagen con la de los antiguos artesanos de vidrio soplado. Imaginó aquel hábil niño moldeando las burbujas según iban emergiendo, dotándolas con formas de peras algunas, otras como un botijo, ánforas griegas, un pingüino, una canoa, un rostro… aquel rostro, "su rostro"... Otra vez su imagen. Eso provocó que las figuritas, flotando en el espacio de su imaginación, se precipitaran de golpe, estampándose y estallando como frágil cristal, contra el pavimento. De nuevo, se sintió magnetizado hacía el epicentro del circulo vicioso de las emociones. Y trató de huir.

Debía pensar en otras cosas. En cualquier cosa sin cara. En aquella bolsa de plástico ondeando como una bandera blanca sobre la rama de un arbusto en el descampado… por ejemplo.

¿Qué sabía sobre el plástico?. Sabía que provenía del petróleo, que en realidad eran polímeros artificiales de carbono. Ah… el omnipresente carbono, indiscutible protagonista de nuestra existencia. Intentó recordar sus clases de Química. Siempre creyó que si a alguien se le hubiera ocurrido hacer un cuento, una serie de animación, o lo que fuese, donde los personajes fueran Don Calcio, Don Magnesio o Doña Azufre, la señorita Plata, el señor Helio… personificándolos con sus respectivos roles, sus correspondientes funciones… entonces, quizás no hubiera sido tan coñazo estudiar la Tabla Periódica...


... ¿Por qué no?... hubieran podido reproducirse todas las historias. ¿Acaso un grupo humano no era como una unión de diferentes átomos con sus respetivas valencias y “desvalencias”?... ¿acaso el manoseado y repetitivo bien contra el mal no era otra cosa que la moralista representación de las relaciones entre iones, protones y electrones?, ¿acaso una pareja humana no era otra cosa que una posible molécula?... No, no y no… otra vez cayendo en la trampa, otra vez sintiéndose como un átomo aislado de Uranio, despedazándose en trocitos, cargándose con las aspiraciones destructivas de un arma nuclear.

Si antes todos los caminos llevaban a Roma, ahora no era así. Ahora todos los caminos llevaban a "ella"... Ella coleccionaba caminos. Según iban llegando a sus pies, ella los cogía y los guardaba en su maleta de viaje. Él ya sabía que cuando esa maleta estuviera llena partiría. También sabía que no podía acompañarla. Simplemente, porque él ya había encontrado su “lugar en el mundo”. Pero, ahora, no podía impedir que esas letras, esas vocales y consonantes, cobardes, no se atrevieran a sortear el campo minado de su lengua. Esas letras, aglomeradas en su laringe, impidiendo el paso del aire, que antes se reunían formando un nombre propio con sabor a pan recién horneado en su boca y ahora parecían lingotes de plomo fundidos en los Altos Hornos de su garganta.

Vale… no pasaba nada. La cuestión era no hablar, no pensar, no sentir de puertas adentro. Dejarse llevar por el viento. Sabía que la alquimia del tiempo actuaría y, esos recuerdos, ahora pesados como el metal, llegarían a ser ligeros como pompas de jabón. Y entonces, volvería a ser como un niño, jugando a moldear figuritas en el aire…

Buscó con la mirada al niño de antes jugando en la calle. Ahora caminaba calle arriba, cogido de la mano de su abuela, pensó. Seguramente, en su casa, su madre le tendría preparada la merienda.

sábado, 12 de septiembre de 2009




Mi sueño no es americano, no tiene efectos especiales, no hay disparos, ni persecuciones espídicas… aunque sí algo de sexo, con calcetines y sin más soundtrack que sus gemidos “a capella”.

Mi sueño no es un musical, no tiene más coreografía que seguir andando… andar, andar; en puntillas o a la pata coja; cruzar por un paso de cebra o por un alambre de púas a quince metros de altura con mis pies desnudos; andar paso a paso o saltando charcos… pero andar. Lo de volar, se lo dejo a los pájaros. Mi pesadilla no es otra que verme como un ángel en silla de ruedas.

Mi sueño no tiene subvenciones estatales ni está patrocinado por una marca de cigarrillos. Mi sueño no es una superproducción, por eso no necesita grandes campañas de marketing, ni reventar taquillas… me basta con tenerte a ti, sentada en el patio de butacas, comiendo palomitas de maíz y, arrancarte una sonrisa. No pretendo que al final de mi sueño me den un Oscar, me basta con conseguir un Jero …

Yo tengo un sueño pequeñito. Tan pequeñito que me cabe en el pecho.

martes, 1 de septiembre de 2009



Hoy me enfadé con mi perro.
El caso es que no le gusta ir atado. Él no entiende que se vuelve loco cada vez que ve un gato y cruza las carreteras sin mirar. Y si no es eso, son las multas que vamos coleccionando por llevarlo suelto. Él no entiende de multas y eso, así que muerde con ahínco su correa, se revuelve y parece poseído tirando de ella las pocas veces que me veo forzado a ponérsela. Luego, aun sin quitársela, si la sueltas, él se queda quieto, tranquilo, a tu lado…
Hoy no estaba yo muy relajado porque perdí la tarde en tonterías y en nuestro paseo vespertino, para cruzar una calle, me volvió a montar el numerito de la correa. Entonces, ya a salvo de los coches, sentado en una roca de la playa de la Concha, le increpé de la peor manera, es decir, comparándolo conmigo: “- oye, estoy hasta los huevos de que protestes por la correa- le dije- apenas la llevas puesta veinte minutos… yo me la tengo que poner ocho horas diarias de lunes a viernes y me aguanto”.
Mi perro me miró, agachó sus orejas y posó su cabeza sobre mi pierna izquierda… porque él de multas y coches no sabe, pero de eso… de correas, sí que sabe.

lunes, 31 de agosto de 2009

que me sueltes pasado!!!




Este mes no he tenido tiempo para colgar nada nuevo, así que retomo este cuadro, ya muy antiguo, actualmente en el cabecero de mi cama, para recordarme que hay que soltar amarras... y mirar para el frente... de batalla.

domingo, 14 de junio de 2009

De gustaciones




Me gusta levantarme por la noche de la cama con un veinte por ciento de mí despierto y el resto dormido. De ese veinte por cierto desvelado, corresponde a la vejiga el mayor porcentaje de consciencia y es la responsable de mi deambular a ciegas, tentando la costumbre, la intuición y la premura, hasta llegar al cuarto de baño. Al llegar y tropezar con la taza de porcelana – parece que cada noche se adelanta un par de pasos, o al menos tengo esa impresión – me explayo en una catarata sonora de mercurio líquido que consigue desperezar algo mis oídos, pero poco más. A los párpados no hay fuerza mayor que los separe.

Así, a tientas, continuo con la expedición por el angosto pasillo, luego a la derecha bordeando la alacena y ya, a mano derecha de nuevo, llego a la cocina. Me gusta abrir el frigorífico, accionando el automatismo de las bombillitas camufladas en algún lugar entre las verduras y el embutido. Menos mal que hice compras hace poco y todavía las baldas estas ocupadas por artísticas composiciones de naturalezas muertas comestibles. Eso amortigua el impacto luminiscente. Si no, debería haber abierto la máquina con gafas de sol o usando una mano a modo de visera. Hoy no, hoy pude coger la botella de agua sin sobresaltos. A ver dónde hay ahora un vaso, pues sigue sin apetecerme encender la luz.

No debe ser muy tarde pues el piloto rojo del lavavajillas sigue encendido. También parpadean los puntitos del reloj digital del horno. Así, en la oscuridad, parecen pupilas bañadas en sangre de acechantes alimañas. Impresionan un poco. No sería el primer humano atacado por la noche en su cocina por sus propios electrodomésticos. Enciendo un cigarrillo. El fuego, espanta a las bestias.

Al poco de saborear mi pitillo y mi vaso de agua, sentado al lado de la ventana, soy deslumbrado por una intensa claridad como si un camión me estuviera dando las largas desde el patio interior de mi edificio. Un tanto perplejo, abro la ventana para ver qué coño pasa. Oigo decir con tono airado:
- Oye, otra vez que confunda mi corazón con la taza del váter, tira al menos de la cadena
- Pero… ¿quién coño?
- Soy yo, la Luna, imbécil.

Dicho esto, la cegadora luz desapareció, volviendo las tinieblas a la cocina, aunque en mis retinas aún flotaran algunas chispas como consecuencia del impacto visual. Todavía no me había recuperado de la impresión, cuando escuché unos pasos. Era mi compañera, también desvelada al parecer, andando descalza con su cuerpo de verano.
- ¿Con quién hablabas?
- No, con nadie… bueno, con la Luna
- Ajá…¿y qué te decía?
- Nada… estaba algo cabreada… yo qué sé, tendría la regla
- Ah, vale

Cuando ella dice que vale es que vale, no hay más que hablar. Se bebió mi vaso de agua de un solo trago.
- ¿Te vas a quedar mucho más aquí? – preguntó
- No mucho… un cigarrito… ¿Por…? ¿quieres follar?
-¿Qué dices?... ¡ con este calor!

Observo a mi compañera difuminándose entre las sombras. Lleva una camiseta de tirantes blanca y enorme. La mía que no encontraba, por cierto. Así, confundiéndose en el claroscuro, me recuerda una casita andaluza con sus paredes de cal. Me pregunto si el verano de mi novia llevará puesta las bragas. Me gusta el cuerpo de mi compañera, es como una casa solariega, con sus muchos vericuetos, su patio forrado de azulejos cerámicos, su maceta de geranios negros y un pozo central sin fondo. Es un cuerpo, sin duda, para pasar el verano, haciendo turismo animal.

Sentado en mi esquina de la cocina, con la candela de mi cigarrillo como único faro en la noche, observo la cara que se les queda a las palabras cuando el silencio manda a callar. Y pienso en lo rápido que pasó este año la primavera. Llegó, hizo su trabajo y casi se marcha sin despedirse. Cada año tiene su sangre más alterada y las hormonas descontroladas. Debería plantearse, la primavera, seguir algún tipo de terapia. Sin embargo, el invierno cada vez es más largo.

Este invierno lo pasé en mi habitación de cemento bajo el mar. Hasta allí, poca gente se acerca, tan sólo me visitan, de vez en cuando, algún ángel. Me gusta hablar con los ángeles, aunque a veces no sepa qué coño dicen. Uno en especial, es muy gracioso. Se parece un poco a mí, sólo que más alto, más joven y más guapo. Siempre aparece cuando acabo de abrir una cerveza.
- Ufff… vaya humareda tienes aquí, no?!! – siempre empieza la conversación así – Ya podrías abrir una ventana para que se airee esto jejjeee… - y se ríe, el cabrón
- Venga, toma un cigarrito y te callas – yo sé que viene a echarse un pitillo sin ser visto. Él acepta y se sienta a mi lado. Le paso también una cerveza, aunque no están muy frías.

Gracias a estas visitas supe que los ángeles son extraterrestres, con domicilio en los diferentes soles que existen. Según me cuentan, este planeta Tierra fue usado hace muchos años como presidio para los ángeles condenados por algún delito doloso. Dentro de la sentencia figuraba una exigua existencia, el tener que alimentarse de otros seres vivos y, por supuesto, se quedaron sin sus alas, las cuales, fueron cortadas y con el tiempo osificadas y reconvertidas en simple costillar, sirviendo de jaula para esa fruta jugosa del pecho. Ahora, cuentan los ángeles, andan muy preocupados porque nos hemos multiplicado sin control y esto empieza a tomar carácter de metástasis. Yo qué sé… para mí que a los ángeles se les va un poco la olla.

- ¿Por qué siempre vienes aquí? – me preguntaba mi ángel contertulio
- No sé… en busca de las llaves, me imagino. ¿No escuchaste aquella canción de “ en el fondo del mar matarile rile rile…”?
- Sí, alguna vez la oí… decía que las llaves estaban el fondo del mar… pero nunca supe las llaves de qué…

Es verdad, yo tampoco recordaba si en la canción decían para qué coño eran las llaves. Pero, por decir algo, respondo: - “La llave de esta puerta” – y señalo la única puerta de la cerrada habitación. “Esa puerta no tiene llave. Esa puerta sólo se abre desde dentro”- dice él, contundente.

Y así, entre visita de ángeles, tabaco y cerveza pasé el invierno, hasta que llegaron los besos abisales de mi compañera para avisarme que la ya la primavera estaba puesta en la mesa del mundo y decidí salir a hincarle el diente. En fin, no sé por qué pienso ahora en inviernos. Es tiempo de veranos y tengo uno esperándome en la cama. Hacía allí regreso, ya despierto al noventa por cien.

Ocupo mi lado del lecho y observo movimiento al otro extremo. “Sigues despierta”, pregunto. “Ajá…” , responde ella. “Si te apetece echamos un polvo”, propongo. Ella, tras unos segundos vacilantes responde: “Bueno…vale”. Y cuando ella dice que vale es que vale y no hay más que hablar. Y eso, también me gusta

martes, 2 de junio de 2009




Foto tomada del blog de "lokilla"
http://ana-belen-90.blogspot.com/2007/11/fotos-graciosas-de-perros.html



Pues de eso quería hablar, del perro. Me mola mi puto
perro, aunque no soporto la idea esa de los animales
domésticos. Yo soy de pueblo, he tenido varios perros
en mi vida, pero eso consistía en darle de comer (las
sobras) todos los días y punto, él venía y hacía lo que
le daba la gana, con las puertas siempre abiertas. Nada
de veterinarios ni pollas en vinagre, ellos se curaban
solos y si no se les mataba lo antes posible para que
no sufriera y a mejor vida. Sin rencor...(nunca tuve
que matar a ninguno, sólo a sus crias si era perra).

Pero bueno, uno no es dueño de todas las variables,
sólo es dueño de la respuesta para con ellas (luego
intentaré pensar qué coño he querido decir con esto).El
caso es que mi compañera se iba de vacaiones a Oviedo,
de visita fmailiar y quería darle una sorpresa a su
padre regalándole un perro (que digo yo, qué putada de
sorpresa, no???). Bueno, hasta ahí, bien...cada cual
jode a su padre como quiere... pero es que parte de la
sorpresa consistía en llegar allí con el perro ya...
eso supuso pillarlo aqui. Y claro, dos días antes
llegó el perro a casa. No me importó... peores gente me
ha llevado esta chica a casa. Pero es qu el puto perro
me miró a los ojos y me dijo: "¡¿Qué?, capullo, tú que
vas de empático y todas esas mariconadas, ya te podías
enrrollar y ahorrarme el viajecito de case tres horas
en avión anestesiao hasta el culo!!!!"... yo me hice el loco y miré pa
otro lao. Sin embargo, al otro día cuando mi compañera
( que para mi que puso los mismo ojitos del perro)
anunció: ¿Y si nos lo quedamos y ya pillo otro allí en
Asturias?... pues, mierda, me quedé sin argumentos, en
el fondo de mi seguía escuchando las palabras del
perro... y es que el cabrón tenía razón, tampoco me
vendría mal ampliar mi universo plano de 14 pulgadas(aunque
espero que no se pase él poniendo "pulgadas").
Perdón... voy por una cervecita y vuelvo...

Ya...salud!


Pues eso, que llevo toda la semana entre las Leyes
Orgánicas de este sistema judicial nuestro y las leyes
orgánicas propias de mi perro. Ah... ya le he puesto
hasta nombre... se llama Kacho de nombre y Perro de
apellido. En fin... el caso es que todo el mundo ya me
ha dicho que Kacho Perro se parece ami (bueno...ya
estamos con el tópico de siempre de que los perros se
parecen a los dueños)... pero, coño, es que es
verdad...se parece a mi. Esta mañana, mientras lo veía
corretear a mi alredor lo estuve observando. De pronto,
me acordé de una peli de esas de crios que vi el año
pasado..."La Brújula Dorada"...¿la habeis visto?...
bueno, para mi tenía sólo algo de original, y es que
los personajes llevaban todos el alma por fuera... sí,
su alma era un animal que siempre iba a su lado. Le
llamaban su "Dimo", creo. Eso me gustó... pues eso, que
si yo tuviera un alma, un Dimo, pues seguro que sería
igual que este perro, seguro que tampoco acudiría a la
primera llamada de cualquiera, que saldría corriendo en
cuanto viera una perra para olerle el sexo, seguro que
mi alma le encantaría levantar su pata y mear en todas
las esquinas... bueno, por qué no???, el caso es que
allí, estábamos, mi Dimo y yo, paseando por la costa.
Él contento de ir sin correa, yo contento de poder
soltarlo sin correa... sí, porque esa es la putada.
Joder, por todos lados carteles de "Prohibidos animales
sueltos... multa de 150 a 1500 euros". Por supuesto,
me pilló un municipal y me multó el domingo pasado.
Y bien...
yo soy el primero que me jode sobremanera cada vez que me
encuentro una mierda de perro en la acera... pero,
coño... es que ya ni en la playa puedo dejar libre mi
alma..perdón, digo..mi perro, mi Dimo, lo que sea.

Y, por qué suelto este rollo??? ... pues porque
a mi éstas cosas me hacen pensar:"Coño...si en
realidad, es cierto que en muchos animales domésticos
se ve proyectada el alma de sus dueños, que éstos
cargan con el alma de sus dueños como si fueran
realmente Dimos!!!!"... y yo, no debería ahora pensar
éstas cosas porque si no mi oposición se va a la
mierda. Pero, joder, es verdad, que somos como
animales... también la sociedad prohibe a nuestras
almas salir a la calle sin el collar puesto!

viernes, 22 de mayo de 2009

ENTRE EL TIEMPO Y EL HUMO



Me gusta pararme, encender un cigarrillo y ver pasar el tiempo. Este tiempo que corre en maillot ajustable y camiseta que transpira por ti; donde abrimos ventanas al mundo y cerramos la puerta de casa; donde el olvido actúa de oficio y dos tetas tiran más que dos carreras universitarias. Este tiempo que si no corre, vuela, en clase turista, haciendo escala en nuestro propio ombligo.

El “piti” me está sentando bien. Estoy tranquilo. A mi lado un niño de apenas diez años se fuma un “Rocio” mentolado junto a sus amigos del barrio, esperando bajo una sombra a que la canícula se calme un poco, y poder jugar al fútbol, o al “marro”, o saltar la tapia del patio de “los curas” para robar cerezas, o tirarse desde la cuesta del “Castillo” con los cojinetes… o hacer lo acordado, consistente en saltar desde el tercer piso de la nueva obra que están haciendo en la “Plaza Verde” al montón de arena que hay justo debajo. Ayer llegaron a tirarse desde el segundo… hoy toca uno más. Ya algunos se “rajaron”, pero este chico que fuma concentrado, no. Él saltará hoy… seguro. A su lado, un adolescente, enciende un “Winston” americano, robado a un yanqui borracho de la base de Morón, a la vez que hace autostop en dirección al norte.

Mi cigarro se consume y el tiempo sigue corriendo, como un ladrón perseguido por una marabunta gritando: “Al ladrón, al ladrón…”. Yo no me muevo del sitio. No me apetece correr ahora. Estoy muy bien, con mi cigarrito, disfrutando de la compañía. Al adolescente que huyó buscando su norte, ya le crecieron los pelos y los huesos. Fuma un “Celtas” sin filtro mientras va separando una montaña de alubias rojas, las buenas de las malas, una a una, en Illescas (Toledo),o mientras dibuja arcoiris vespertinos a la hora de regar las huertas de una comuna en Orense, poniendo un dedo en la boca de la manguera y enfocando arriba, hacía el sol. También a mi lado, unos años más allá, fumando “Ducados”, ese joven perdido en el fondo de una botella de cerveza, busca y rebusca, acaso un mensaje, el mapa de un tesoro, una dirección o un número de teléfono. Pero, por más que busca, itinerante de botella en botella, de cristal o de carne, en el fondo, sólo encuentra la fecha de envasado o de caducidad.

Debería dejar de fumar. Lo sé. Mis dedos amarillos parecen hojas muertas de otoño. Tengo dentro alquitrán suficiente como para asfaltar toda mi memoria. Ya no me acuerdo cuando cambié al “rubio”. ¡Ah, sí… fue en Londres!. Ya lo veo, entre el humo de un “Mayfair” y el vapor de la máquina friegaplatos en aquella pizzería de Knightsbridge. Al terminar mi jornada en aquella cocina, por mucho que me frotara, salía con tanta grasa adherida que mis manos brillaban más que los deslumbrantes escaparates de “Harrods”. ¡Pero qué bien sabían aquellos pitillos entonces…!.

Bueno… menos aquel. Un domingo soleado en Hyde Park, intentando pillar al vuelo alguna palabra de las que, con generosidad, derrochaba un “Speaker´s corner” sobre una escalera de tijera, mientras una compañera de la pizzería, natural de Bilbao y domicilio habitual en la inopia, insistía en mi oído derecho sobre las bondades inherentes de la belleza interior. Algo ofuscado, quizás porque aquel cigarrillo me rascaba sobremanera la tráquea, atajé la conversación enunciando: “La belleza interior es un tema propio de feos o en última instancia de un médico forense”. El caso es que a partir de aquel cigarro, desaparecieron los encontronazos casuales en el “basement”, entre las estanterías con latas de champiñones y las bolsas de cebollas. Lo lamenté mucho, porque por aquella época era de lo más nutritivo que me echaba a la boca. No volví a verla más, hasta ahora. También está aquí, con su cigarrillo aromático de liar, observándome aún con rencor.

Ya llego al filtro. Aspiro la acritud de las últimas caladas. No dejan de acudir gente. También ha llegado aquella divorciada poeta que conocí en una tertulia literaria. Una vez me escribió un soneto donde, a su modo, me decía que sólo quería entregarme su corazón. A mi vez, y a mi modo, le contesté que podía coger su corazón y metérselo por el coño. Ella no pilló la metáfora y yo perdí el interés por la poesía. ¡Es qué van a venir todos!... joder, mi cabeza parece una maldita “smoking room”.

Afuera con la colilla, a la calle. Me va a pillar el tiempo. En eso, el tiempo, parece casi humano, si no corres tras él, es él quien te busca. Ese tonto juego del escondite donde sabes que tarde o temprano te encontrará, pero disfrutas mientras tanto de tu escondrijo. En fin, vuelvo a mi trabajo dónde por ley no se debería fumar. Y de paso, vuelvo a la Vida, donde por ley, no se debería tratar de recordar.

miércoles, 6 de mayo de 2009

mayor no... sólo mayo

El último abrazo fue como abrir la puerta de un frigorífico. Estabas “como ausente”, pero eso no me inspiró ningún poema. Me gusta que estés cuando te abrazo. Me gusta rodear con mis brazos y apretar contra mi pecho algo más que una sombra mojada.

¡Qué triste es sentir un cuerpo como una comida fría, como un acuario sin peces, una ducha sin agua caliente, una cerveza sin gas…!. ¡Qué triste son los ojos cuando al mirarlos te sientes como en un vagón vacío del metro, como hallar tus ventanas con las cortinas cerradas, observar un eclipse en cada uno de tus iris, mirar tus ojos y sólo ver dos maletas de viaje preparadas a las puertas de tu cara!.

No voy a facilitar tu huida pero tampoco entorpeceré tu vuelo. Porque el amor es un ave migratoria. Y porque prefiero un nido vacío que un nicho lleno.

En mi auxilio llegó el Correo. Por fin el pedido del Círculo de Lectores. De nuevo las letras acuden en mi ayuda. Abro el primero de los libros, me encuentro con sus surcos rectos, interlineados, plantados con sus semillas impresas y según correteo entre sus líneas vuelvo a sentirme como aquel niño corriendo entre filas de viñedos y cada palabra es un racimo de uvas negras. Cormac McCarthy arando a golpes secos de azada, Bernardo Artxaga metiendo cada semilla con la punta de su dedo, Stieg Larrson con su maquinaria sueca, Menéndez “Flowers” sembrando la biografía de Sabina a voleo… al final, un libro más, otro cultivo de pecados. Pero ellos me ayudan a no sentirme como uno más de “Los renglones torcidos de Dios”. Ellos me recuerdan que no estoy tan mayor… sólo que llegué a mayo.

Y en mayo no debería haber cortes en el suministro de la luz. Yo, que llevo mis recibos al día, ¡reclamo mi sol de bajo consumo! ¡por favor, qué alguien le pase al sol su dosis de metadona, lo necesito rehabilitado de tanta nieve, tanto invierno, tanta puta llamada Soledad, tanta tontería!... y que cumpla con su trabajo, que encienda mayo con sus flores, que caliente la calavera del planeta.

Quizás, algún día de estos, también a mis ojos se les caigan sus pétalos de cristal líquido, pero por ahora no pienso abortar la primavera. Seguiré regando mi buganvilla aunque se le haya quedado pequeña la maceta, aunque tenga que levantar el suelo de mi patio trasero y con pico y pala romper el maldito hormigón armado de tristeza. Seguiré fregando los cacharros, la vajilla, aunque todos los platos estén ya rotos. Y seguiré fumando. También. Porque mala yerba nunca muere, aunque mate.

Ya sabes, si te vas, déjame la puerta abierta, porque puede ser que la noche me haya perdido las llaves, puede ser que nuestras calles se hayan perdido en esta ciudad sin salida y puede ser que hasta la luna se haya fundido… pero es mayo, y en mayo, mi corazón – por cierto bastante vago- no piensa en hacer testamento.


http://vimeo.com/moogaloop.swf?clip_id=2539741 

sábado, 18 de abril de 2009

LA BATALLA





Frente a frente, en el campo de batalla, dos ejércitos se contemplan silentes. Ambos reconocen la ineludible necesidad de combatir. Son dos patrias con sus fronteras sitiadas, no cabe la huida, no entrar en combate significaría la deshonra de la derrota sin lucha. Será esta una batalla cuerpo a cuerpo, sobran las armaduras y las banderas por lo que ambos ejércitos se van desprendiendo de ellas, abandonándolas por el campo de batalla. La misión principal es traspasar las fronteras, destruir las máximas murallas posibles del contrario. La estrategia es ir abriendo las propias.

Los primeros en caer son los besos tímidos de la infantería. La caballería de los dedos cabalga al trote por las caderas, por el torso, se pierden por la retaguardia. Hago retroceder a un pelotón para enviarlo a la vanguardia de su boca. En un desafío a sus labios con el dedo índice, éste queda prisionero. Intenta sobornarlo con su lengua. En una contraofensiva beso sus párpados, su frente, su cuello, su nuca, me hago con el laberinto de sus orejas, apreso el perfume de su pelo. Y consigo que libere al dedo prisionero.

Ella, con el grueso de sus tropas, ataca de frente y quedo rodeado en un apretado y ajustado abrazo. Respondo de igual manera. Son los pies, embajadores diplomáticos en estas lides, quienes consiguen una tregua de piernas entrelazadas. Se distensionan los frentes y soy , luego, el primero en atacar, en una guerra de guerrillas, emboscando su cuello, sus hombros, su brazo izquierdo por la parte más blanda, su axila, sus costillas una a una hasta conquistar su pecho derecho . Aprovecho allí para dar sepultura a mis primeros miedos caídos en combate. Continuo en una avanzadilla por el valle fértil de su vientre, voy apresando sus poros uno a uno. Éstos entregan sus armas, se rinden y se ponen firmes como entrenados soldados del amor.

Pero Ella cuenta con los elementos naturales como aliados, cuenta con el factor sorpresa de las tormentas de verano, con el poder sísmico de los terremotos, con el control del flujo y reflujo de las mareas. Y con todo ello, voltea mis ejércitos, los dispersa y agrupa a su placer, los ahoga, los inflama, sube la temperatura de la contienda cual si fuera ella la responsable de los cambios climáticos del planeta. Va liberando con su boca, uno a uno, mis rehenes, retoma el botín acumulado en mi boca y luego con sus dientes, afiladas guillotinas, va ajusticiando las mentiras en el patíbulo de mi pecho.

Lejos de sentirme vencido, mi espíritu bélico no se amedrenta. En esta pugna mientras más se pierde más se gana, más cerca se está de la victoria. Retomo el ataque desde la base, ascendiendo por los senderos iluminados por la Luna en sus piernas, cruzo las marismas -ya inundadas- de sus muslos, me camuflo en la trinchera de su entrepiernas y desde allí, acoso directamente el umbral, tras el cual , yo sé, se esconde la eternidad.

Concentro el grueso del pelotón en un ariete disfrazado de Caballo de Troya. Ella abre dócilmente su puerta y una vez dentro, la batalla se recrudece, quemándose los campos semánticos, envenenando los pozos verbales, - todo vale en esta gran marcha castrense – cabalgando sobre las ausencias, aplastando bajo los cascos el olvido, confundiéndose las corrientes de los mares de sudor. La contienda no parará hasta agotar todo el arsenal de quejidos y susurros, hasta vaciar todo el caudal de palomas blancas y rojas, haciendo colisionar planetas y estrellas fugaces, ocasionando el Big-Bang que nos reconstruirá de nuevo.

Y hablar, hablar luego bajito, en son de paz. Aún nos queda un par de besos para firmar el armisticio. Algunas caricias sobrevivientes van recogiendo algunas heridas y algunas cicatrices con algunos secretos. Vamos dejándonos caer rendidos, hasta ser envueltos por el sueño reconciliador.

Al alba, el sol, de nuevo, iluminará el incruento campo de batalla. Sin duda, volveremos a utilizar las banderas para ocultar nuestra desnudez ante el mundo y, sin darnos cuenta, antes de salir por la puerta de casa, habremos reconstruido algunas de las fortificaciones anteriormente derruidas. Ya de camino al trabajo... el corazón cuenta sus bajas.





jueves, 9 de abril de 2009



Anoche soñé que volaba. Me encantan éstos sueños. Al principio me costó, pero aprendí pronto a batir mis fastuosas alas y alcé el vuelo dejándome llevar por lasmanos del viento. Todo iba bien hasta que escuché:

- Al pichón... al pichón...
Sonó un disparo, dos... no sentí dolor, pero no podía mover las alas, entre otras cosas porque ya no tenía, en su lugar apenas unos muñones recubiertos de alquitrán. “Esto va a ser del tabaco”- llegué a pensar mientras caía.

Y caía, caía... “vaya, esto me recuerda a otro cuento”, iba yo pensando, cuando una desproporcionada mano me atrapó. Por un instante sentí alivio, para pasar a una asfixia en progreso a medida que el descomunal puño se cerraba en torno a mi, engulléndome al final, cual planta carnívora sobre su presa. “ A tomar por culo”, pensé.

Tras un lapsus de oscuridad conseguí ver algo entre los resquicios de algo parecido a un dedo... sí, eran dedos, como cuando de pequeño te daba miedo algunas escenas de las pelis que no podías ver y veías, aunque te taparas los ojos con las manos, pero las veía porque yo hacía trampas a mi propio miedo y abría poco a poco los dedos hasta comprobar que el asesino cumplía y asestaba el golpe final a la histérica adolescente...menos mal, ya me tenía loco con sus grititos. Pero ahora esos dedos no eran mis dedos infantiles, eran de otros, de muchos otros, sí, porque eran muchos dedos, más de diez, de veinte, treinta...cienes de ellos, y yo intentaba huir por un pasillo de dedos a mis costados como barrotes de carne y hueso fileteando en láminas la luz proveniente del exterior. “Pero... ¿por qué coño corría?”, me pregunté, hallando respuesta inmediata: - “ pues tío, jero, porque alguien te persigue...ahora toca sentir que no avanzas...”. Yo mismo me había contestado y también fui el que replicaba: “pues que mierda de sueño, vaya topicazo”.

Y corría, corría, a pesar de la pesadez en mis piernas, a pesar del cansancio y a pesar de no saber ni por qué ni hacía dónde. Corrí hasta que, frente a mi, un resplandor cegador hizo postrarme en el suelo. “No jodas, venga coño... a qué va a ser un ovni...qué hortera”, llegué a intuir, pero no... por primera vez en mi sueño me había equivocado, menos mal... era algo más hortera si cabe: una ángel azul se erguía frente a mi, sujetando una tazá humeante entre sus manos. Sí... sería una ángel o un travesti hasta arriba de hormonas, porque aquellas tetas eran bastante terrenales.

- Tranquilo chaval, relax... te he preparado una infusión relajante que ya veras – escuché decir a la ángel camarera mientras me acercaba la taza a los labios.

Tomé la taza con mis manos. En el fondo del líquido transparente se podía contemplar varias cuchillas de afeitar, brillantes como sonrisas de propaganda barata. Sorbí el contenido despacio, pero de un sólo trago, a la vez que sentía como mis venas se desperdigaban cual prueba documental en una trituradora de papeles. Entonces, conseguí relajarme, por fin, y pude seguir durmiendo con cierta placidez, por siempre jamás.

jueves, 2 de abril de 2009


Dibujo: JERÓNIMO MEJÍAS


"E"


Gen de leche
pez de retrete
“jet set” de mequetrefes
pelele entre reyes
ex –decente, excedente
peste en heces de bebé
creyente demente de crece-penes
de SS, jefes, tdt, teles, sedes …

erre que erre per se
revés del CD de Lepe*
en el tren del desdén
HELP!
llévese el stress
ese gel de “merde”
ese Este del“Hell”

Crece, lee, herede, bese
rece en vez de peerse
bebe semen efervescente
preferentemente
quéjese en el éter celeste

ejem…
seré requetebreve:

¡eh, nene… que te den !



THE END



(Esto juego de palabras, creo que llamado Lipograma, surgió como contestación a una "memez" de un personaje de esos típicos de foros, de ahí
los atributos... pero, cambiando su nick por ¡eh, nene! fácilmente es transcribirle a otros muchos personajes que nos encontramos en la vida real... como por ejemplo el personaje público del siguiente video de mama ladilla... el cual sirvió de inspiración jejeje...)




martes, 24 de marzo de 2009

Con pies de Barrio JERÓNIMO MEJÍAS



en mi barrio amanece más temprano
a fuerza de madrugar
que el sol sale a ostias
quiera o no quiera
untando de mantequilla las carreteras
como tostadas requemadas, negras
como las venas de la noche
glaseada con el brillo del rocío

a falta de gallos están los llantos
a primera hora del neonato
estribillo para el desayuno
con tele a toda leche
y cola-Kaos

sobre su eje la mañana gira
multiplicándose en partículas
esperando el autobús
o se deslizan sobre ruedas
en dirección a sus nóminas

delante de mí una chica rauda
con la piel de aire y aliento de Nenuco
se aleja por el móvil;
un africano obrero
carga una garrafa de agua
entre los containers de escombros
de la Europa en reformas;

una señora pasa un trapo
sobre las luces que bostezan
en las esquinas de sus cristales
en mi barrio el tiempo
siempre va con retraso
llegando cuando menos se le espera
a veces corre, otras vuela
y otras lento, muy lento
con su colección por entregas

primero abren los bares
y son los últimos en cerrar
por lo de la sequía en el paladar
de los obreros con falso techo de yeso
mecánicos con manos hidratadas de grasa
repartidores con el logotipo de la empresa
impreso hasta en las gotas de sudor
y su hora punta
como una señora ciudad
a la hora del bocadillo
los estudiantes con sus novillos
sus piercings en las hormonas
junto las marujas última generación
de melenas con mechas
cortadito con sacarina

luego están los perros y gatos
que salen bajo las ruedas
o los pájaros made in Taiwán
que bichos raros no
a lo máximo una mariposa
o, mejor dicho, “una mosca
pero tuneá”

las casas con azoteas
blancas por fuera y cerradas por dentro
formando calles cual dentaduras
con encías de cemento
aceras con sarro
y puertas como caries

algún solar queda vacío
como muelas del juicio por salir
porque mi calle como todas
- no residentes de las afueras –
necesita urgentemente
que le hagan una ortodoncia

y tenemos, cómo no, una parroquia
con su dios pendiente de embargo
y alguna causa más abierta
por construir sin licencia

una plazuela con su parque
infantil de colores
arbolitos sin sombra
graffitis en tres dimensiones
bancos de madera
esquinas por todas partes

de los olores matinales
a café, gasoil y neumático
se va perfumando la mañana
de lejía con suavizante
del hervor de las coles
los chasquidos del aceite caliente
mientras se oye en la radio
los cuarenta principales

ancianos sin guerras que contar
supervisan la mañana
con la barra del pan bajo el sobaco
vigilan silentes como crecen
los forjados del barrio
esqueletos de hierro y cemento
miradas de vidrio y aluminio
tapando el sol legado a sus hijos
en usufructo para vivir de las rentas

por donde el sol se ponía
ahora se pone un supermercado
con sus ofertas del día
la sección de congelados
sueldos de cajeras
envasadas al vacío

ya espera el barrio recurrir
a sus paralelos pasillos
con estantes ajustables a las necesidades
del cliente que siempre lleva la razón
a un precio de saldo
carritos de rueda
seguritas de carrera
tras la chocolatina
del chaval con malas pintas
que se cuela en la cola
delante de la señora
en la charcutería pidiendo el sol
que se le corten en rodajas más finas
para el bocadillo del horizonte

llegan a mi barrio las noticias
con los fideos y los garbanzos
el futuro saliendo de la escuela
ruidos de cucharas contra platos
madres contra hijos
nietos contra abuelos
la juventud es un videojuego
las madres un fregadero con el grifo abierto
padres si te he visto no me acuerdo
recuerdos sin cabeza de los viejos

y cada hogar una república
a juego con las cortinas
las conversaciones de catálogo
la cocina a medida
del doble de agua por una de arroz
fotografías de sus vidas
retocadas por el photoshop
restos de juventud
enmarcados por el pasillo
la alcoba sin tanta coba
con sábanas de sabadete
y sueños empotrados
en las hipotecas de doble filo

algún vicio
o algunas risas quizás
debajo de los cojines del sofá
tapizado con “no pongas los zapatos”
y una mancha de miedo con celos
que no se quita
aunque el amor quede alicatado
hasta el cuello conyugal
y dos cuartos de baños

mientras en casa Merceditas
los ferrallas llegan al menú
con frases hechas
comiéndose con la vista
a la manipuladora de alimentos
que algún piropo caerá en la sopa
de doble fondo
no incluidos en la carta

y ya, con la digestión hecha
mi barrio pide otro café
otra oportunidad
el siguiente round
segundos fuera
sobre la lona de los toldos
dando sombra
a los ojos de las tenderas

así va mi barrio con barriga
engordando tres comidas al día
y la llegada de emigrantes
pobres de papeles
ricos de acentos, ausencias
y de esos minerales
extraídos de las minas
que son el vientre de sus madres
aquí los recién nacidos
no vienen de París
sino “de penalti”
con un padre fuera de juego
y una madre adolescente
llegan inermes y asustados
con un jet lag prominente
un badajo con politono de fábrica
cacas alienígenas
gases en archivos comprimidos
dieta a base de tetas con insomnio
y adultos en pañales

van ganando en peso
reventando sus mochilas
con petit suis y horas por cable
sin más pedagogía
que los domingos de limpio

y así a la merienda
mi barrio se inunda cada tarde
de niños hasta las rodillas
infantes con las pilas puestas
Robinsones sin su Viernes
llamando la atención
el “Señor de las Moscas”
es su super héroe

que mucho eurodisney
y supernannys con maquillaje
pero el AVE no llega hasta la infancia
y tardes de domingo recalentadas
en microondas no alimentan
no hay escuela sin padres
y no hay número de teléfono
que sirva de ejemplo
que no son los hijos
argamasa para las relaciones
no traen trascendencia de serie
corazones con airbag
ni es la sangre dilatada
la alegría de la huerta

el sol va recogiendo sus rayos
con miedo a ser multado
por aparcar fuera del horario
de carga y descarga
la tarde pedalea tras él
con su bicicleta de orejas gachas
y cada carretera es un hola y adiós
como solían ser los ríos
hoy pavimentados de alquitrán
en el cinturón apretado de mi barrio
como un abrazo con kilometraje

púberes vespertinas
en petit comité su desfile
en pasarelas de acera
pret a porter con coreografía
de gallinero en mp3
y un gallo con cresta engominada
y desfilan las nubes tambien
por la alfombra celeste
con sus diseños gaseosos
cosidos a mano por el viento
farolas como botones de luz
donde se camuflan las estrellas
más populares y halógenas
de bajo consumo

los rótulos de neón
anunciarán el crepúsculo
con su tiempo de descuento
para abrir la veda
del último encuentro
de las parejitas en celo
en pro de la prórroga
que deshaga el empate
para sacarle partido
al deporte del magreo

y la tarde a la sombra se desliza
por la arena del tic tac tic tac
y el siete, el treinta
setenta y cinco… BINGO
se oye a las mujeres gritar
en la asociación de vecinos
a la tercera edad irá la vencida
la revancha a la petanca
con el olvido de boliche
donde acercar las bolas
como gotas plomizas del presente

el sol ya va echando el cierre
dejando canela el crepúsculo
como la marca que deja los cigarrillos
se va tiznando como un Tiziano
como sumergido en un chupito
de ron amarillo

llega la hora de hacer inventario
de sus migajas con beneficios
el mercero de los momentos por retales
el carnicero que filetea la realidad
el puesto de chuches de doña Inés
la frutería con manzanas del Edén

el bar, sigue abierto, por supuesto
con banda sonora de albañiles
con dedos en fila de bloques
agarrotados al gaznate
de un vaso de cubata
o una botella abre fácil
que no se bajan del andamio
ni para dormir
luego esta el pintoresco
de brocha gorda con peto
firmado por Kandisky o Pollock
subtitulando lo que cuenta
con sus manos
pura caligrafía
del arte del gotelet

más allá, retirado
el jubilado, no se sabe de qué
con pensión y silla vitalicia
en el fondo de la barra
con su continuo peregrinaje
al servicio de caballeros
de la próstata al Marca

todos somos vecinos
piso abajo piso arriba
del sinsentido de la vida
con achaques de garrafón
noche con dos terrones de hielo
vasos sanguíneos medio vacíos
o casi lleno según la semana
que ya falta menos
para cantarle las cuarenta
a la muerte en su cara

al llegar la noche
en mi barrio no puedes andar
sin tropezarte con la luna afilada
como una uña de porcelana
arañando alguna estrella
por si lleva premio
retornan a sus metros cuadrados
los titulares del catastro
los inquilinos del zapping
comensales de series españolas
frente a una cena ligera
van firmando los peques una tregua
y los mayores van dando por ganada
otra batalla a la derrota

(Extracto del libro "CON PIES DE BARRIO" por Jerónimo Mejías 2008)