jueves, 9 de abril de 2009



Anoche soñé que volaba. Me encantan éstos sueños. Al principio me costó, pero aprendí pronto a batir mis fastuosas alas y alcé el vuelo dejándome llevar por lasmanos del viento. Todo iba bien hasta que escuché:

- Al pichón... al pichón...
Sonó un disparo, dos... no sentí dolor, pero no podía mover las alas, entre otras cosas porque ya no tenía, en su lugar apenas unos muñones recubiertos de alquitrán. “Esto va a ser del tabaco”- llegué a pensar mientras caía.

Y caía, caía... “vaya, esto me recuerda a otro cuento”, iba yo pensando, cuando una desproporcionada mano me atrapó. Por un instante sentí alivio, para pasar a una asfixia en progreso a medida que el descomunal puño se cerraba en torno a mi, engulléndome al final, cual planta carnívora sobre su presa. “ A tomar por culo”, pensé.

Tras un lapsus de oscuridad conseguí ver algo entre los resquicios de algo parecido a un dedo... sí, eran dedos, como cuando de pequeño te daba miedo algunas escenas de las pelis que no podías ver y veías, aunque te taparas los ojos con las manos, pero las veía porque yo hacía trampas a mi propio miedo y abría poco a poco los dedos hasta comprobar que el asesino cumplía y asestaba el golpe final a la histérica adolescente...menos mal, ya me tenía loco con sus grititos. Pero ahora esos dedos no eran mis dedos infantiles, eran de otros, de muchos otros, sí, porque eran muchos dedos, más de diez, de veinte, treinta...cienes de ellos, y yo intentaba huir por un pasillo de dedos a mis costados como barrotes de carne y hueso fileteando en láminas la luz proveniente del exterior. “Pero... ¿por qué coño corría?”, me pregunté, hallando respuesta inmediata: - “ pues tío, jero, porque alguien te persigue...ahora toca sentir que no avanzas...”. Yo mismo me había contestado y también fui el que replicaba: “pues que mierda de sueño, vaya topicazo”.

Y corría, corría, a pesar de la pesadez en mis piernas, a pesar del cansancio y a pesar de no saber ni por qué ni hacía dónde. Corrí hasta que, frente a mi, un resplandor cegador hizo postrarme en el suelo. “No jodas, venga coño... a qué va a ser un ovni...qué hortera”, llegué a intuir, pero no... por primera vez en mi sueño me había equivocado, menos mal... era algo más hortera si cabe: una ángel azul se erguía frente a mi, sujetando una tazá humeante entre sus manos. Sí... sería una ángel o un travesti hasta arriba de hormonas, porque aquellas tetas eran bastante terrenales.

- Tranquilo chaval, relax... te he preparado una infusión relajante que ya veras – escuché decir a la ángel camarera mientras me acercaba la taza a los labios.

Tomé la taza con mis manos. En el fondo del líquido transparente se podía contemplar varias cuchillas de afeitar, brillantes como sonrisas de propaganda barata. Sorbí el contenido despacio, pero de un sólo trago, a la vez que sentía como mis venas se desperdigaban cual prueba documental en una trituradora de papeles. Entonces, conseguí relajarme, por fin, y pude seguir durmiendo con cierta placidez, por siempre jamás.

1 comentario:

  1. Cumpa, dime que cenas para tener estos pedazos de sueños; Dormir es como en ejercicio de la muerte, te acuestas en posición horizontal, cierras los ojos, te vas del mundo y cuando despiertas, en vez de estar en el infierno, te encuentras en a oficina. :)

    Un gran abrazo.

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